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El Goliat del sector siderúrgico ha visto mermada su producción por primera vez en 34 años. Aunque China sigue siendo el país que produce cerca de la mitad del acero de todo el planeta, según datos de la Oficina Nacional de Estadística las acereras chinas han generado un 2,3% menos respecto al ejercicio anterior.

En total China produjo el año pasado 803,83 millones de toneladas de este material, una cifra que, si bien nada desdeñable, se establece como la cantidad más baja registrada desde 1981. Según el análisis, parte de culpa de este descenso se le atribuye al propio Gobierno chino, quien ha prohibido en los últimos meses el desarrollo de nuevos proyectos industriales en este sector, algo que se ha constituido como caldo de cultivo para dicha bajada de producción.

Cabe añadir al quid de la cuestión el último dato publicado entorno al ejercicio de 2015 de Baosteel, la mayor fabricante de acero de China; según la Bolsa de Shanghái, el beneficio de 2015 de la compañía registró un hundimiento del 83%.

Se trata así de una medida que podría beneficiar a las  de otros países, quienes llevan meses luchando contra la importación del acero chino en sus países, entre ellos algunos estados miembros de la Unión Europea o México. Nada se dice, no obstante, sobre la importación del metal chino.

Los aranceles de importación impuestos a China, “fuera de las reglas del comercio internacional” según la OMC

Malas noticias para las empresas en guerra contra la importación de acero chino. La Organización Mundial de Comercio (OMC) se posiciona junto a China y califica de excesivos los aranceles de importación antidumping impuestos al material proveniente de las acereras asiáticas por parte de la Unión Europea.

Así, según la OMC, Bruselas habría impuesto medidas fuera del marco de las reglas del comercio internacional. Dicho fallo podría incluso animar a China a exigir medidas compensatorias, una vez estime el monto del perjuicio provocado a su economía.

Cabe recordar que el propósito de la imposición de dichas medidas viene determinado por la incapacidad de algunas empresas europeas (y de otros países, como México) para competir con el precio determinado de la producción siderúrgica china.

Vía |
Economía – Diario.MX
Economía – ABC

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